Gracias Dios por las mujeres de mi vida
En el día de la mujer le doy gracias a Dios que nací del vientre de mi madre, quien además de llevarme nueve meses se esforzó por darme lo mejor que pudo y sigue siendo uno de los pilares que sostiene mi vida y ahora la de mi hijo. Le doy gracias a Dios por mi abuela Josefina, porque tomó su papel muy en serio y me adoptó como hijo, me enseñó a tenerle agrado a los libros y discutir de política y literatura. Agradezco a Dios por mamá Yuly (QDDG) por haberme dado también su cariño y comprensión hasta el último día de su vida a pesar de que dejamos pendiente nuestra última conversación. En verdad estoy agradecido con Dios porque tuve tres madres a falta de un padre que me fue arrebatado en la guerra.
Y no puedo dejar de dar gracias por las demás mujeres de mi familia que sin quererlo han dejado algo en mí, ya sea amor, cariño, amistad y presencia: Gloria, Marlya, Ursula, Alba, Kennia, Sofía, Daniela, Rebeca, Débora, Alejandra, Regina. Y a mis buenas amigas Maud, Hilda, Norma y Amalia. Y a todas las mujeres que se han cruzado en mi camino, algunas se han detenido, otras ni siquiera me recuerda, algunas que se han quedado marcadas en mis recuerdos. Todas ellas son únicas. Cuando alguien dice que todas las mujeres son iguales está equivocado, nunca he visto tan marcadas diferencias a pesar de compartir género, así como los hombres. Es verdad que tenemos cosas en común, quizá algún gesto, no sé. Si algo he aprendido de verlas, de vivir entre ellas es que las mujeres son la esencia de la vida, de la familia y de la sociedad. Gracias Dios por las mujeres, gracias por tenerlas.
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