Las creaciones de Santiago
A mi hijo le encanta elaborar muñecos de plastilina, a mí me fascina verlo en acción, moviendo sus pequeños dedos, modelando con cuidado hasta lograr la forma que quiere. Al verlo dimensiono al alfarero, a las mujeres de Guatiajagua que tanto me agradaba ver cuando trabajaba de reportero. Pone una gran atención en lo que hace y a veces se enoja porque no logra lo que quiere, pero con el tiempo ha crecido su paciencia y lo intenta y lo vuelve a intentar hasta que logra excelentes resultados para su edad.
Cuando yo era pequeño me sentí a mis anchas con una pequeña cantidad de modelina, por eso a mi hijo le hemos comprado una buena cantidad y ha sido una buena inversión, porque lo hace muy bien. A diario debemos tener el cuidado de limpiarle las uñas porque tienen varios colores: anaranjadas, azules y negras.
Antes verlo tomar la plastilina y cubrir con ella a sus transformers me parecía inapropiado, pero la verdad es que cuando vamos aumentando los años decrece nuestra imaginación y dejamos de ver las cosas tan hermosas como en realidad lo son. Mi hijo me ha dado esa lección, no podemos dejar lo que eramos de niño, esa inocencia, esa imaginación, porque entonces perdemos el rumbo de la vida.
Todavía hace un año me sentaba con él y hacia lo que me pedía: "un caracol, un gato, un perrito, un Ultra Man..." y así pasaba las horas con él. Ahora me siento a verlo, porque él lo hace todo y me satisface verlo. de vez en cuando elaboramos historias con esos muñequitos y muy de vez en cuando un enfrentamiento pugilístico entre Ultra Man y el Monstruo.
A mi pequeño, además de la escultura también le gusta pintar y allí le tenemos su galería, a parte de la de Escuela Dominical. Organizada por edad y por tema. Es que los hijos nos mueven el tapete. Estoy seguro que si mi papá lo viera diría aquella su frase: "helo, heelo..", mientras le tocara la guitarra, o ya le hubiera escrito un poema, quién sabe. A los abuelos y a la bisabuela los trae locos también. Así que ya es de familia.
Los monstruos y Ultraman más cerca.
Santiago ha sabido ganarse el cariño de sus ancestros y a la vez su admiración al ver que el arte fluye en él, como en todos los niños, pero aún debe ser encausado y estimulado. Claro que al final la decisión de qué será en el futuro es de él. Nosotros sólo lo apoyaremos en el camino que desee seguir.
Nos alegra ver como le hace las extremidades a sus creaciones o como combina los colores, porque no siempre quiere hacerlos de un sólo tono. Y mientras hacia sus esculturas de plastilina decidió que la fotografía también era buena. Así que allí anda con su cámara digital tomando fotos y con una de ellas me despido.
El Grinch y el saco con los juguetes.
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