El último vuelo del Pichiche

por Mauricio Vallejo Márquez

Salí. Afuera la mañana ya era total, y apenas vi como Armindo caminaba con un peso sobre su ánimo.
-¿Ya supiste? – me dijo.
-¿Saber? –le contesté.
Sus ojos apenas cruzaban un escaso deseo de llorar, en apariencia, porque Armindo sabe retener el llanto. Y tras mi pausa comenzó el relato que me reservo, porque hablar de las razones de una desgracia no es bueno, sobre todo si se desconocen las razones.
-¿No sabes lo qué le pasó al Pichichi? – y al escuchar el viejo apodo que tenía de niño porque sus ojos eran inocentes, además de una personalidad llevadera y noble que conservó hasta su muerte, me detuve y escuché aún con más atención.
Y cada detalle que me narraba me hacía ver al tipo que conocí y vi crecer, que supé que se fue a Italia, que regresó. Y ahora, había que acompañar a su familia en el dolor.
Llega la muerte sin querer, sin hora. Sólo dejando recuerdos. Y sin pretenderlo cada año van marchándose los amigos, los vecinos, las personas que conocemos.
El Pichiche realizó su último vuelo, ya no se verá más su cordial saludo ni los ojos que le dieron otro nombre.

Comentarios

Nelson Menjivar Guevara ha dicho que…
Me llega, para los que conocimos al Pichiche, sabemos que lo que dices es cierto, se fue volando, estoy seguro que para un lugar mejor.

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