Salazar Retana

Por Mauricio Vallejo Márquez

La primera vez que lo vi fue para una entrevista en Debate cultural de canal 10. Creo que le tuvo paciencia a mi terrible impostura juvenil. Iba de traje negro, todo elegante, pero con zapatos cafés y calcetas blancas todas flojas porque el elastico había cedido. El arquitecto Salazar Retana era paciente y apacible. Tanto que al final nadie podía enojarse mucho con él.
En lugar de estar feliz por la entrevista estaba molesto porque solo a mí me preguntaba. Tonteras de muchacho de diecinueve años. Tengo bien presente cuando me preguntó que era poesía para mí, y como yo le dije que “la poesía es un barco que navega en el cielo”. Luego el silencio de unos breves segundos. Ese mismo día conocí a Álvaro Darío Lara.
Después lo vi en su programa un par de años hasta que lo asumió Álvaro. Y así poco a poco la TV dejó de encenderse en mi vida.

Al enterarme de que había fallecido me dio una profunda tristeza, siempre me dije que debía reunirme de nuevo con él, conversar como la gente. Todas esas cosas que uno siempre se propone, más cuando madura. Pero el tiempo se tragó la oportunidad.
Creo que ahora leeré con mayor atención sus cuentos. Salud, don Salazar Retana. Ahora ya es parte de la gran constelación de escritores que habita el ancho universo sin brújula.



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