El ojo y su verdad


por Mauricio Vallejo Márquez

Es difícil observar con la mirada cerrada. No permitir que el ojo vea más allá del sentido llano de ver. Lograr poner atención en todo lo que existe, en cada uno de sus detalles y poder describir la vida en lo nimio de un instante.
A veces es simplemente eso, la imposibilidad de ver o de sentir. Limitados al simple hecho de no poder hacerlo porque estamos suprimiendo la acción. No lo sé, al razonarlo resulta la verdadera razón algo tan lejano y quizá imposible. Sin embargo, a pesar de todo lo que podría evitar que observara, observo.
Quedo absorto en el reflejo de ese líquido oscuro llamado café y lo fotografío. Procuro captar el instante del reflejo y su aliento incoloro que me dice café. Y al hacerlo el reflejo se pierde para tomar lugar la figura de mi celular y ese cuadro que muestra el ojo de la cámara. 
Y al quitar la cámara vuelve el reflejo único que nada más puede ver mi ojo, que sólo está preparado y autorizado mi ojo. Luego, se disipa todo y sólo queda el recuerdo, así como la fotografía de un pasado incierto que se vuelve real porque la cámara lo captó; sin detenernos a observar que la mayor verdad quedó en el ojo.

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