Descubrimiento

por Mauricio Vallejo Márquez

Las calles se han abierto. La Calle Arce ha dejado ver sus entrañas, al menos su aceras nos muestran su pasado y su presente. Lejos queda en el recuerdo el recuento de comerciantes que acamparon en ellas y nos cedieron desde un disco pirata hasta el Nuevo Código de procedimientos mercantiles. Sin embargo la calle no deja su naturaleza y los vendedores siguen en ella, sólo que móviles o silentes, más sobrios en sus puestos: una manta, una franela y la mercancía. Pero el rumor, aquel que no dejaba escuchar el canto de los pájaros o el viento en las copas de los árboles se fue. Y conforme avanzo en esas aceras y me acerco a Maternidad veo como la vegetación ha regresado a estas banquetas que tenían años de no tener en ellas ramas y hojas. Quizá junto a la lluvia vuelvan también las aves que migraron y después las ardillas y así al fin podamos cohabitar el mundo y nosotros, la naturaleza y la sociedad y lograr la maravillosa simbiosis que nos dio Dios.

Comentarios

Ciberdoctor MD ha dicho que…
Bonita nota. Muy agradable lectura definitivamente la crónica se te da muy bien. Desde el Disrio de Oriente se notaba.
Sería bueno ver más de eso, tal vez en el Tres Mil, una columna de la ciudad con ese enfoque sería muy interesante y lo ponés en el Blog también.
Mauricio Vallejo Márquez ha dicho que…
Muchas gracias. Estaremos escribiendo más acerca de ello. Estuve haciendo unas de personajes: barbero, tapicero, minutero en el Tres Mil. Pero nos organizaremos para escribir más de ello. Prometido.

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