LAS MANOS
Nadie tenía las manos tan grandes como Jairo. Algunos creían
que las había heredado de un gigante, otros que eran así porque él era un
campesino.
Jairo jamás fue al campo, nunca hizo algo importante, ni
descendía de gigantes. Sin embargo, tenía las manos tan grandes que la gente,
abarrotada alrededor de su cadáver, no podía dejar de verlas.
de Mauricio Vallejo Márquez
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