Aquel lejano 1997


Cuando eres un adolescente el mundo parece que no tiene final, que todo es posible y todo puede llegar a ser. Es una lástima que los años en lugar de reafirmar esas esperanzas las merman para muchos, otros seguimos soñando.
Los recuerdos nos habitan y sólo nosotros somos responsables de dejarlos ver, de sacarlos para que fluyan y nos den clases y aprendamos de ellos o nos diviertan o nos hagan llorar.

Ayer mi buen amigo Stanley Boronof me envió un dibujo que hice en 1997. Me habían pedido que dibujara a toda la gente de la sección y aunque fui muy generoso con algunos, con otros les debo un dibujo más elaborado, pero salió la mayoría con trazo aguado, pero con cariño. Al menos esa era la percepción que tenía de todos en ese tiempo o mejor dicho era la que teníamos de forma grupal. El cariño se sigue sintiendo, y como no hacerlo pasamos tanto tiempo juntos.

Ese 507 es una leyenda, que habita en silencio en los pasillos del CCC. Muchos querrán olvidarlo todo, sin embargo hay tantas cosas que no se deben olvidar, como por ejemplo esa gran unión que nos caracterizó y que aún muchos como Boronof y Bernardino se preocupan por mantener a flote.

No miento al decir que aún me gustaría compartir mis mañanas con todos ellos, aunque a veces el silencio es bueno, pero la buya nos da material para sentirnos vivos. Y me gustaría escuchar aún las ocurrencias de Suster, los cuentos de Mogly, las platicas constructivas de Bernardino, las novias de Boronof, el respeto al Gory, las maldades de Zarigueya, los exabruptos de Barbas, los comentarios agudos de Vaquerano, la risa de Karla Solis, Celina, Marta y al otro extremo las de Belia y Hazel, Así como la voz imponente y llena de carácter de Lorena y tantas cosas más como el estudio tesonero de Susana, el buen humor de Neto, la parsimonia de Mc Cuac y no olvidemos las podaderas de Larios. Me gustaría ver otra vez a Manuel reventando el mortero (conste que no era un cohete como él dice) en medio del patio.

Claro que también hay cosas que mejor no, como las llevadas a la coordinación, aunque sigo sintiendo un gran respeto por el profesor Edgar Abrego que aunque era estricto también fue muy comprensivo y bueno. Recuerdo que cuando pasaba algo malo nos tiraban la culpa, una vez incluso me acusaron de quemar la viruta que se lanzó el día de la despedida de los terceros, pero doy fe que no fui yo. También sé que acusaron a Zarigueya, a Super Julio y no recuerdo a quien más.

Aunque los años no pasan por gusto, ahora ya no ando gorra, tengo barba y quizá un par de centímetros más de estatura y también ya no soy tan flaco. Ahora no bebo y tampoco fumo, en mis palabras de esos años me hice un aburrido, pero vieran como gozo todavía, pues aún en los pequeños sucesos aún encuentro lo especial y bello, pero también soy sabedor de que atrás, con los años dejamos cosas muy bellas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Buenisimo Vallejo, a mi me acusaron tambien de quemar la viruta y esque tenian una paranoia con el 507, q solo escuchaban vino del final del pasillo y eramos los ultimos pero los mas leales..."el chele Neto"

Entradas populares