Una noche ante la sinfónica

por Mauricio Vallejo Márquez

Uno tiene gustos creados. O quizá simplemente uno va reconociendo sus gustos a medida que va experimentándolos. La música clásica resultó así para mí. La escuchaba desde pequeño, y bueno al final tengo mis favoritos que me acompañan a veces mientras escribo como sucede con Bach, Händel, Brahms y Tchaikovsky.


Hoy decidí inundarme de música, pero no por el medio digital, sino que en vivo. Estar en el Teatro Presidente escuchando y viendo a los músicos interpretar sinfonías. Me impresiona ver la  pericia con que manejan sus instrumentos, la delicada inclinación que los violinistas tienen mientras interpretan una pieza,  la exactitud del percusionista que aguarda el momento justo para entrar, todo finamente trabajado por semanas, meses, años.

La música es algo maravilloso, y el ser músico también. Poseer un oído musical, aprender a leer  música e interpretarla requiere de talento y de estudio. No es algo fácil, aunque lo parezca. Claro, todo lo que hace un experto lo parece hasta que lo intentamos nosotros.
Esa disciplina del músico requiere no sólo de constancia, sino de voluntad. Por eso siempre he admirado a mi tía Alba Márquez, ella toca el violoncello en la orquesta sinfónica. Desde pequeño la vi ensayar y estudiar con mucha devoción. Antes era más habitual mi presencia en los conciertos, sobre todo cuando era pequeño. Los compromisos y otras actividades me hacían alejarme un poco del teatro, pero ahora siento cada ve más necesidad por estar presente. La  música se hace necesaria y fundamental, es por eso que me doy cuenta que la disfruto. ¿Por qué no llegar más?, me pregunto. Y así volvimos a llenarnos de conciertos.


Existen muchas profesiones que a través del estudio pueden lograrse, pero no como la música. Para ello se requieren de tantos elementos que los músicos de la sinfónica deberían ser no sólo respetados, sino estimulados dándoles su valor, el valor que requiere ese título de patrimonio nacional: pagarles como tal. Un artista es valioso y requiere ser valorado como tal. Las salas deberían estar llenas, como seguramente comenzarán pronto a estarlo.



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