A la espera del Padrino

Por Mauricio Vallejo Márquez
Aún no he tenido el placer de leer El Padrino, la novela que inmortalizó a Mario Puzzo y lo lamento, creo que en las próximas semanas iré a buscarlo porque es imperdonable privarme de hacerlo. Seguro que en más de una librería lo encuentre, pero si no es así don Chusito lo consigue para mí. Pero, sí he visto la película del mismo nombre (varias veces) que dirigió Francis Ford Coppola y me sigue cautivando; aunque por momentos me da la sensación de mucha parsimonia, sobre todo en la primera entrega, que la vuelve monótona. Pero el mismo ritmo del guión la va dinamizando hasta llegar al final y nos deja el deseo de ver la segunda parte y luego la tercera. Claro que existen más elementos que la convierten en un clásico, además de todos sus premios. En 1972 tuvo once nominaciones al Óscar y ganó tres, entre ellas el de mejor actor. Marlon Brando (Vitto Corleone) fue el laureado en esa ocasión.
La película es una adaptación de un libro (como ya dijimos), pero en esta Coppola tuvo la cooperación de Puzzo, así que la película tiene varios elementos que destacan en el mundo literario. Además, Paramount Pictures compró los derechos de la novela de la que al final se adornaron varios fragmentos, pero se procuró respetar la trama del escrito original de Puzzo.
Los personajes principales tienen personalidades muy profundas. Vitto Corleone, que es el “Don” es un hombre honorable, además de ser el líder del hampa. Es tierno con sus hijos, aunque también severo. Precisamente la escena del inicio de El Padrino me sorprende: Vitto acaricia un gatito, mientras le han llegado a pedir un favor. Un favor al que no accede porque aún no le han llamado “padrino”. Sin embargo, al llamarlo así accede y anuncia que en algún momento pedirá un favor y que ese momento tal vez no llegue, pero igual debe estar expectante porque él concederá la petición.
Algunos de los consejos de Corleone son apreciables, como por ejemplo: “Nunca serás un hombre de verdad si no le dedicas tiempo a tu familia”. Para muchos, de seguro, es una afirmación dura, porque ahora el tiempo escasea y se llega cansado del trabajo. Pero los niños crecen, el amor puede enfriarse o incluso olvidarse. Quizá ese consejo de Corleone lo debamos tomar más en serio. También menciona otros temas: cómo salvarse de un atentado, cómo matar a los enemigos, de dónde viene una traición y tantas más que en verdad deben verse y escucharse mientras se aprecia el video.
Por momentos me da la impresión de que Vitto Corleone habla después de haber repasado El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, pues existen muchas semejanzas.
Michael Corleone, hijo de Vitto, también es un gran personaje. Al principio parece estar fuera de los negocios de la familia, y al ver a su padre impotente después de un atentado ingresa en ese mundo, del que le es imposible salir convirtiéndose en el nuevo líder. Tiene mucho de su padre, pero es más frío y calculador tanto que es capaz de asesinar a su hermano Fredo después de descubrir que lo traicionó. No lo hace en el instante, aguarda a que muera su madre para mandarlo a ejecutar. Sin embargo, Michael se arrepiente de ello y se lo confiesa al Papa que asesinan en la segunda entrega.
Y Vincent Mancini, el hijo de Sonny, y que al final se convierte en el nuevo Don Corleone. Este tiene la personalidad de Sonny: arrebatado, impulsivo, iracundo. Pero con la diferencia de que aprende a dominar su carácter. Cumple con su papel, incluso en el momento de mayor intriga.
Existe la posibilidad de una cuarta parte, pero Paramount Pictures aún no se anima a realizarla. El guión lo escribió casi en su totalidad Puzzo. Espero que pronto podamos ver de nuevo a El Padrino en la pantalla grande.

Comentarios

Entradas populares