La muerte puede demorarse

por Mauricio Vallejo Márquez

Algún día moriremos. Si alguna certeza tengo acerca del futuro es que a todos nos llegará la muerte. Sin duda alguna, aunque no sepamos cuándo será. No pretendo desmotivar a nadie, hago la aclaración.
En los alrededores de la colonia Montebello esa posibilidad se veía cada vez más cercana y en algunos era un llamado para tener precaución. Muchos centros educativos de la zona incluso elaboraron planes para evitar ser víctimas del “esperado” alud que aún es una amenaza que puede venir del volcán de San Salvador. También existen muchos indiferentes, incluso no desean enterarse de nada.
Cerca de mi casa llegó el deslave de 1982. Justo a la entrada de la panadería de la colonia. Quizá por ello a algunos no les preocupa quedar soterrados, pues consideran un deslave como algo remoto y casi improbable. Pero por fortuna no lo es para un grupo de vecinos, quienes al darse cuenta de la indiferencia y la negativa de los escépticos emprendieron una cruzada para salvar vidas. Fueron diligentes y persistentes y además de tomar las precauciones necesarias, durante mucho tiempo, tocaron las puertas del Gobierno, recibiendo sólo silencio por respuesta. Sin ningún resultado hasta que la administración Funes llegó. El COEN hizo el diagnostico necesario y se determinó que la zona es de riesgo. Así, sin darle largas el Gobierno actual comenzó a realizar medidas de mitigación junto a la población.
Las tormentas de El Salvador son torrenciales; incluso, gracias a los malos drenajes de las calles cada cierto tiempo alguna avenida se inunda, ya no digamos barrios enteros como pasó en La Vega o en el Bajo Lempa. Los males en tiempos de lluvia son frecuentes y más aún cuando no se toman medidas de precaución.
Al menos estos días sabemos que la muerte no será producto de un alud, pero aún estamos vigilantes de que ninguna desgracia llegué por la noche, así como ese terrible recuerdo del deslave en Montebello, que siempre nos recuerda la casa rosada (la única que no fue destruida por el evento).
No sabemos cómo y dónde moriremos, pero algo que si está en nuestras manos es prevenir el descenso. ¿Cómo? Siendo precavidos y solidarios. Cuidándonos y cuidando a los demás. La muerte siempre llegará, pero entre más la demoremos habremos ganado mucho, así como se ganó en Montebello gracias a la buena intención de algunos.

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