UNOS AMORES BIEN PERROS


Por Mauricio Vallejo Márquez
Una de las películas que más me han impresionado es amores perros. Un filme de Alejandro González Iñárritu que ha ganado tantos premios y nominaciones que el sólo hecho de enumerarlos me evitaría seguir escribiendo acerca de lo impresionante que es el leguaje que utiliza, así que sólo les diré que fue la mejor película internacional en Flandes en 2000.
La película enlaza tres historias con tres distintos protagonistas tan disímiles como la tierra y el mar, todo el enlaza es producto de un choque automovilístico a partir de la huida de Octavio. Cada uno de los personajes ve la vida de un ángulo diferente. También observamos dos vidas enlazadas por el can llamado Coffe, que antes era un perro de pelea y desde la mitad de la cinta es el fiel compañero de un anciano muy peculiar. Claro está que el perrito le mata a todos los demás perros que tenía el hombre.
Se ve de todo: amor, sexo, traición, angustia, esperanza, egoismo, diversión, dolor y muerte.
Hay un conflicto entre hermanos. El menor está resentido con el mayor por haberle quitado la chica, pero a pesar de eso el menor logra acostarse con ella, aunque al final ella, que queda viuda, lo deja totalmente burlado.
La tercera es la historia de una modelo que es la amante de un famoso productor, ella al final pierde una pierna debido a sus ansiedades y la falta de control. El inconveniente de la pierna es producto del choque con Octavio.
Y el dulce de la película: el anciano que redime su vida después de haber vivido como sicaro, presidiario, indigente en el bajo mundo.
Los tres protagonistas quedan vivos y nos muestran que la vida es lo que vivimos y no siempre puede salirnos todo bien, sin embargo vale la pena intentarlo una vez y otra y otra más, porque en uno de esos intentos las cosas nos pueden salir bien.

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