Eternidad


Por Mauricio Vallejo Márquez

Mi sombra se yergue, 
se sostiene firme frente al sol
mientras mi cuerpo
tendido como el lomo de agua de una laguna
pretende no moverse mientras la hiere una barca.
Mi sombra crece hasta llenarse de cielo
y tomar las nubes en una inmensa marea de quietud
hasta percatarse 
que mi cuerpo se va corriendo entre el viento
dejando apenas unos arreboles 
y la estela de que estuvo ahí
Y en quietud el movimiento de un cuerpo
que se vuelve polvo y no habita nada
se hace parte del viento
y la sombra crece,
sobrevive
como si nunca fue mía
o como si nunca fuimos uno
en ese instante llamado eternidad.

Sábado 18 de enero de 2014

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