La guerra del fútbol y Tlaxcala



Por Mauricio Vallejo Márquez

-¿Su país es muy violento, verdad? -me dijo don Eugenio Carpintero. Ante tal pregunta sólo imaginé las calles de san Salvador y los peligros habituales que día a día parecen tan comunes y no nos damos cuenta.


-Sí, la violencia es normal en el país, venimos de una guerra -le dije...

Inmediatamente me dijo:

-Mmmm sí, pero yo le digo porque eso de haberse ido a la guerra por un partido de fútbol me parece salvaje...

Don Pocho interrumpió también:

-No Carpintero, si cuando juegan la selección de México con ellos huuuu es de patadas que dan los salvadoreños.


Guarde un breve silencio. No me vi afectado por los comentarios sino por el poco tratamiento de la información que ha tenido el asunto de esa guerra en el mundo entero. Era 2005 y los que hablaban conmigo eran hombres de 70 a más años. grandes tipos, de los mejores amigos que pude tener en Tlaxcala. Lamentablemente don Carpintero murió el año pasado, con él compartí muchas cosas e incluso me enseñó a comer nopales recién cortados con sus espinas y todo. Me llamaba Mauricio Carpintero, creo que ambos tuvimos una excelente relación. Hablabamos de todo y a pesar de tener una escasa visión acerca de la guerra de las 100 horas que vivimos hondureños y salvadoreños, tenía mucha sabiduría. Hablaba de politica con la mayor naturalidad y sin pensar e fundamentalismos y esas cosas. Don Eugenio era un hombre con dinero, tenía más de una manzana de casa y me alquilaba una justo bajo su casa. Sin embargo a pesar de tener tres casas en Texas y no sé cuantas en veracruz y unos baños y plata en exceso, era un hombre sencillo, tenía un solo carro y no vestía con lujos, ni él, ni su mujer. Lamentablemente no les transmitió eso a sus hijos y nietos. Aunque a veces un lujito no está de más.

Tuvimos una larga conversación explicandole que la guerra de las cién horas respondía a conflictos de otra naturaleza y no un pinche partido de fútbol. Tanto Honduras como El Salvador vivían problemas internos de carácter politico y economico. Político porque los grupos de tendencia socialista estaban teniendo apogeo. Económico porque los salvadoreños acaparaban el mercado hibuerense, además de tener en propiedad buenos terrenos. Esa y otras razones como el xenofobismo que se vivio en Honduras producto a propaganda tuvo como consecuencia la expulsión de miles de salvadoreños de Honduras. Ante todo ese problema el presidente Fidel Sánchez Hernández pronunció aquellas incomparables palabras: "como es posible que el hombre pueda caminar en la luna y no pueda andar en las veredas de Honduras debido a su nacionalidad".

Al final como toda guerra sólo dejo derrota, si bien es cierto El Salvador entró a Honduras y casi tomó la mitad de esa nación, sin embargo ante la OEA perdió, no sólo la guerra, sino algunas extensiones de tierra a manos de los hondureños que fueron llamadas bolsones.


Que triste que dos paises hermanos con tanta similitud hallan vivido esa guerra. Para los tlaxcaltecas resultó una interesante narración. No sé que tanto lograron dimensionarlo, pero aunque don Carpintero no viva, don Pocho ya no hablará sin reflexionar antes de decir que los salvadoreños somos violentos, aunque quizá ésa violencia no sea siempre como se ve.

Comentarios

Raúl Marín ha dicho que…
Maestro, no tengo mucho tiempo. Podria mandarme las bases de los certamenes literarios??
Saludos. Y exitos en la letra...

Entradas populares