Una leyenda llamada Muhammad Alí

Por Mauricio Vallejo Márquez
Pocos hombres han peleado solos contra una extensa maquinaria militar que desea imponer la guerra, entre ellos podemos enumerar a Muhammad Alí. Quien perdió todo su dinero, sus influencias y su cinturón de campeón del mundo porque se opuso a ser enlistado en el ejercito de los estados Unidos para la guerra de Vietnam. Con ello mereció una pena de 5 años y una multa de $10 mil dólares. Sin embargo a pesar de todo Alí nunca fue a la guerra aunque estuvo en una en contra de sus principios: la guerra.
Muhammad Alí no siempre se llamó así, él nació con el nombre de Cassius Clay el 17 de enero de 1942 en Lousiville, Kentucky. Durante 12 años no se imaginó que algún día sería un boxeador, sin embargo le robaron su bicicleta y él llegó a denunciar al ladrón en la policía donde se encontró con Joe Martin Ibarra, un policía y entrenador de boxeo, quien lo estimulo a que entrará al mundo del pugilismo, en el cual destacó tanto que es considerado el más grande de los boxeadores.
Alí antes de ser profesional también destacó como amateur y ganó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960, en la categoría de pesos ligeros. Con esta estupenda carta de presentación entró al mundo del profesionalismo de la mano de Angelo Dundee un estupendo boxeador de antaño.
Muhammad además de ser un estupendo boxeador también era un tipo de estupenda personalidad, tan simpático y a la vez sin ataduras para hablar, siempre hizo comentarios sensacionales sobre él: “soy joven, hermoso, rápido y nadie me puede vencer”, afirmaba como una alta muestra de narcisismo. Frases como la anterior se escuchaban con frecuencia mientras era entrevistado en los medios de comunicación.
Sin embargo Alí también es recordado por oponerse a la guerra de Vietnam y no importarle que pudo perderlo todo, pues en esos tiempos evitar el reclutamiento era una traición para los EE.UU.. Pero afortunadamente tras una serie de peleas legales, la Suprema Corte de Justicia de la famosa USA lo exoneró de sus cargos y él pudo seguir boxeando. Recuperó el título que le habían arrebatado y que ostentaba George Foreman en Kinshasa.
Con los años Alí se retiró del mundo de las narices chatas y orejas de coliflor con estupendas estadísticas: 61 peleas, 56 ganadas, 37 por KO, perdidas 5, ningún empate. Tras ello, después de su retiro en 1981 comenzó su última batalla, la cual aún no termina, contra el Parkinson. A pesar de ser un cruel enfermedad Alí sigue con la actitud correcta, sin dejarse vencer e incluso llevó la antorcha olímpica en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Para ello diseñaron una antorcha para que él la pudiera cargar.
Claro está que la vida de Alí no fue miel sobre hojuelas, pero a pesar de todo lo que tuvo que tolerar sigue vivo y con la actitud correcta. Siempre hay algo que hombres como él nos pueden enseñar: el tesón y la lealtad a nuestras creencias. Alí sigue firme en ello a pesar de todo lo demás.

Comentarios

Gabriel Otero ha dicho que…
Tienes razón la de Alí es una historia de empeño y de fé. El que le quitó la corona fue Leon Spinks en el 78, pero ahí ya se veía notablemente disminuido, por supuesto que la recupero en la revancha. "He flies like a butterfly and stings like a bee", fue uno de mis héroes de infancia, vi sus peleas por la tv (contra George Foreman, Ken Norton y Joe Frazier)....

Saludos
Gabriel Otero

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