La historia de un homenaje



El cumpleaños de mi padre fue excelente, talvez anteriormente no lo describí completamente, pero en verdad no lo haré, al menos aquí, el que se lo perdió, se lo perdió. Pero, creo que si hubo algo que no puse y que en verdad es importante: darle un agradecimiento a las personas que apoyaron el evento, a quienes lo concibieron y a quienes hicieron más de un esfuerzo por estar en éste. En una de mis visitas a La Rayuela me encontré con Edgardo Quijano, un pintor y estudioso de historia, que es un asiduo visitante del lugar. Yo había leído algunos de mis poemas y me senté en la misma mesa que él. Entonces surgió la pregunta-Vos sos familiar de los Vallejo de Tonaca? –me dijo-Sí - le dije-Ya decía yo que tu voz era igualita a la de Mauricio Vallejo.-El era mi papá –le dijeEl hombre se quedó mudo por un buen rato hasta que logró pestañar y me tomó el hombro, suavemente se me acercó.-Tu tata fue mi chero, pasaba horas hablando con él en la casa de Miguel Angel Polanco. Ja, hubo noches en que no se nos bajaba la verguera. Bien a riata y cantándole a la luna y pura música revolucionaria. Es que tu tata cantaba…Yo lo observaba y emitía una sonrisita. Es que cuando alguien habla de mi padre, sin importar quien sea, siempre es agradable.Mi primo Oscar llegaba cada cierto tiempo y entre las anécdotas de Quijano y el avance de la noche me dijo:-A tu tata no le han hecho el homenaje que se merece-Hace años le sacaron uno en el Tres Mil – le dije-No me refiero a eso, sino a un desvergue grande con música, poesía y la mara hablando de él-Sería bueno que fuera el 28 de diciembre porque el 4 de julio ya esta lejos.-Si el 28, esa noche nació Mauricio. Ah, Mauricio… -Y empezaba a recordar.-Pero eso se debe planear con tiempo –le dije, pensando que apenas era 2 de noviembre y no había mucho tiempo para organizarlo.Bueno, esa noche me despedí y creí que la conversación hasta eso había llegado: una conversa de medianoche. Cuando salía del café me dijo:-Vas a ver que esa noche van a estar 3 buses de Tonaca aquí –de los cuales no vi ninguno el día del evento, pero fue bonito el gesto de querer que llegaran.-Ajá -le contesté tratando de ser amable.Bueno, pues yo creía que la cosa había terminado allí, pero no. A una semana del 28 de diciembre me llama René Chacón.-Hey ya estamos listos para lo de tu papáY yo que me ahogo de sorpresa.-Ah, sí, sí –le dije y empieza a volar mi cabeza. Entonces a empezar a llamar a los cheros de papá. Unos que no estaban en el país como Augusto Crespín y Donald Paz, otros que fue imposible contactar como Dimas Castellón, Godofredo Carranza y otros que ya están en la tumba o en el recuerdo a la espera de un merecido homenaje como Roberto Franco y Rigoberto Góngora.Y empecé a hacer un cartel para el evento, en eso se conecta en el Messenger mi primo Francisco Márquez (diseñador gráfico ganador de varios premios, entre ellos el tercer lugar en el Paiz). Y le comento lo que hacia -No jodás, mandamelo don Primo que tengo una idea chevere-Va te lo mando en el transcurso del día –y que diablos no le podíamos mandar la foto que le había tomado Luis Galdámez. Bueno al fin le mandé la foto. Quedó sensacional. Bueno a los días pensé que necesitábamos unos separadores para regalar en el evento y quien creen que lo hizo, pues el mero Francisco y le quedaron chéveres. Pero el pelo en la sopa fue la imprenta que no los dejó como queríamos, pero que más da, lo importante es que ya están.

Y así empezó la convocatoria con el Foro permanente de escritores en donde Mario Noel Rodríguez dijo que iría y que sería excelente, pero no pudo llegar, seguramente algún inconveniente de última hora. Entre los escritores estuvieron presentes Luis melgar Brizuela, julio Iraheta Santos, Vladimir Baiza y Otoniel Guevara, que se apunto un 10 en todo lo que dijo y al sacar una página especial en el Suplemento Tres Mil de Diario Co Latino el sábado 29 de diciembre. También leyeron poemas de mi padre los poetas Luis Angulo, Alberto López , Melgar Navas, René Chacón y Marisol Briones.Entre los músicos que participaron estuvo el siempre apreciado Carlos Rubio Calles, que enfermo y todo cantó tres canciones (como prometió) cautivando a los presentes.A mis tios Julio y Alba fue de los primeros a los que llamé y asistieron de lujo, tal como lo dijeron, incluso mi prima Sofía tocó con ellos. Mi tío Luis Manuel incluso llevó su computadora portátil para mostrar un video sobre mi papá, peor por motivos fuera de nuestra voluntad no lo pudimos proyectar con cañón, lastima, quizá para la otraUna semana antes también se anotó la poeta y cantante Nora Méndez quien de verdad tiene una hermosa voz. Alguien que mostró mucho respeto por mi padre.Entre las visitas de lujo que tuvimos se encontraba Nidia Díaz que incluso pasó a leer el poema Engrasando motores y a quien le agradecemos mucho su solidaridad con el poeta.

Toda la ayuda
No podía dejar de mencionar al músico César Vásquez que por sus innumerables compromisos no pudo llegar, pero nos ayudo mucho en la logística del evento, sobre todo con la presentación que mostramos ese día. Otro amigo que se mandó un 10 fue Rafael Monge que hasta creo un mapa del lugar para poder enviarlo y lo publicitó en su blog, lamentablemente un contratiempo entre enfermedad y fiesta de una noche anterior no pudo llegar.Pero el caso más sensacional de los cheros de mi papá fue el de Roberto Quezada, poeta, novelista y músico fundador de Yolocamba Ita quien canceló un viaje a Guatemala para estar con nosotros. Yo lo llame días antes, esperando que participara:-No puedo voy de viaje, compromisos. Que me duele no estar - me dijo.Bueno, ni modo pensé, pero el día del evento estaba allí y fue sensacional ver ese gesto de compañerismo y amistad. Allí estaba, homenajeando a su amigo y hasta hizo varios ofrecimientos, no sólo con mi padre, sino con muchos de los artistas que murieron durante la guerra. Salud Roberto, un gran gesto!
La única ausencia que no imaginamos fue la de Edgardo Quijano y su esposa Brenda, qué a saber porqué no llegaron.Y no me faltaría decir que mi madre, Patricia Márquez, quien estuvo presente en cada movimiento, desde las convocatorias y la logística hasta con sus anécdotas a quién seguramente le hace más falta mi padre y que ha tenido el valor estoico de seguir adelante sin importar el dolor, es a quien mejor le hizo. Fue casi como cerrar un ciclo y empezar de nuevo. Era algo que seguramente le faltó también a mi mamá Yuly, mi abuela y madre de Mauricio Vallejo, que murió el 30 de diciembre del 2006 (un año negro para la familia). Sin embargo el homenaje que inició entre las 7 y 8 de la noche y terminó casi a las 3 de la mañana fue un merecido recordatorio a mi padre donde mi tía Kennia y yo pudimos ver y sentirnos orgullosos de ese hombre, así como toda la familia y sus amigos, y hasta los que llegaban por primera vez a conocerlo. Gracias a todos los que llegaron y a los que guardan en su corazón su recuerdo, hasta el próximo homenaje a Vallejo.

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